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Fernández, el campeón "laburante"

Gentileza, Diario de Cuyo (San Juan).- Todos los días, después de su diario paso por el gimnasio de Gustavo Milla, a las nueve de la mañana, Ezequiel Fernández, junto a su hermano Angel (Fito) llegan al camping del Sindicato Empleados de Comercio a ejercer su tareas de mantenimiento. Allí, el nuevo campeón mundial juvenil superpluma del CMB, no le hace cara fea a ninguna actividad. Recorre varias veces las ocho hectáreas y media desmalezando con el azadón, cortando el césped o manejando el tractor en el que suele transportar las sillas que quedan desparramadas por todo el predio luego de un fin de semana.

Ayer por la tarde Ezequiel, invitado por el secretario general del SEC, Raúl Avila, asistió al lugar donde trabaja y recibió el afecto de todos los asistentes. Varios ciclistas que estaban disputando una prueba de libres, se sacaron fotos con él. Los chicos de distintas divisiones del hockey le pidieron autógrafos. Las madres de los juveniles, cuyo partido se atrasó porque posaron a pedido de DIARIO DE CUYO con el nuevo campeón, le convidaron un mate y lo felicitaron.

En la mañana de ayer, luego de descansar cuatro horas, Ezequiel paseó por el centro de la ciudad y se mostró sorprendido por el afecto de sus comprovincianos. “Me llamó la atención cómo me saludaron varias personas”, confió el joven de 22 años que antenoche ganó el título al vencer por puntos al colombiano Onalvi Sierra.

“Estoy muy contento y agradecido por toda la gente que me fue a ver al estadio y también a aquellos que vieron la pelea por televisión”, agregó quien es el quinto, de seis, hijos de Eduardo y Angela.

“Me costó mucho dormirme, me dormí como a las cuatro de la mañana”, confió el pibe que en la siesta de ayer, antes de ir hasta el camping del SEC se reunió con el promotor Mario Arano. “Me dijo que en julio haré una pelea a seis u ocho rounds y que luego realizaré una defensa del título”.

Sobre la pelea, contó que su mayor preocupación era no salirse de lo estudiado. “Me pedían que me prendiera, pero yo me daba cuenta que lo iba llevando bien y que le ganaba ampliamente”. Lo dijo sin levantar la voz, con una marcada y fresca madurez.